La Paz, 1 de Dic. (Boliviapress).- El periodista deportivo Alfonso “Toto” Arévalo, quien fue distinguido por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) con la Orden del Honor al Mérito del fútbol sudamericano, conversó con Erbol respecto a su multifacética labor en 60 años de vida, 45 de los cuales se dedicó ejercer esta noble labor.
Padre de cuatro hijos; Ximena, Carola, Diego y José Miguel. Abuelo de cinco niños. Casado con Sonia Deheza, a quien conoció a sus 20 años. Arévalo no sólo tiene el orgullo de ser un referente del periodismo a nivel internacional, sino un hombre exitoso que logró sus objetivos, gracias a una lucha constante para cumplir cada uno de ellos.
¿Cómo un niño de 12 años, se convierte en tema de conversación en las radios cochabambinas?
Tuve la suerte de relatar los partidos del Campeonato Sudamericano que ganó Bolivia en el 63. Yo estaba en sexto de escuela y formé un equipo con un par de compañeros más, trabajábamos con micrófonos hechos por nosotros mismos.
Desde entonces supe lo que quería hacer y donde iba a dirigir mis pasos. En ése tiempo, el periodismo era un hobby, no habían escuelas de periodismo o facultades de comunicación social, todo se aprendía a pulso.
¿Por qué decide ejercer como periodista, siendo abogado?
Mi padre era muy riguroso y no consideraba el periodismo deportivo como profesión. Los periodistas eran calificados como bohemios, de largas noches de copas, e incluso comentaban que los relatores se emborrachaban en los entretiempos de partidos. Fue cuando elegí estudiar Derecho, lo más parecido a lo que sabía hacer, pero lastimosamente perdí a mi padre que no me vio titulado.
Siento que mi padre y madre no me hayan visto como periodista consagrado. Creo que cumplí su voluntad, con el título de abogado, e incluso hice mi tesis que refleja lo que yo pensaba en ese momento “El Contrato de Trabajo del Jugador de Fútbol”. Así comencé hace 45 años, con un apodo de casa, “Toto”.
¿Existe una experiencia crucial en su carrera?
Todo comenzó en un campeonato que jugó la selección en Brasil. Decidí viajar con un equipo a pilas, cargando mi ilusión y unos centavos en el bolsillo, ante la burla de muchos que lo consideraban una locura. La travesía se extendió hasta Curitiva, donde gravé el partido en un cassette, al que adjunté unas fotos que conseguí. Gracias a Dios tuve la ayuda de directivos y un par de personas, quienes hicieron llegar el material en tiempo récord al país, donde todo lo hecho fue difundido con éxito.
Tras cubrir el segundo partido, me quedé con lo justo para retornar, pero por azares del destino, el puntero derecho Raúl Alberto Morales se lesionó y el técnico de la selección decidió darme la plaza vacante. Apenas me bajé del avión en Manaos, busque una radio y me encontré con el encargado de una frecuencia de largo alcance, el padre Thiago, quien aceptó brindarme condiciones para trasmitir en onda corta.
Horas antes del partido, comencé a convocar a algún boliviano que me escuchara. Repetía, “si usted escucha esta transmisión, comunique a una radio boliviana”. Al terminar el partido Bolivia – Venezuela y cuando me disponía a ver el encuentro de fondo, escuché mi nombre en los megáfonos, me comunicaban de una llamada. Al recibirla mis ojos se llenaron de lágrimas, era Daniel Artega de Radio Grigotá, quien me felicitó por la buena difusión. Después me enteré que habían escuchado la transmisión, desde Tarija hasta Cobija. Entonces comenzó mi gran recorrido.
Transmití desde todos los continentes. Debí dar la vuelta al mundo en tres oportunidades. En realidad he tenido suerte. Me ha regalado mucho el periodismo. Estuve en todos los mundiales y desde que juré estar en todos los Juegos Olímpicos, también lo cumplí.
¿Cuán consolidadas están las marcas Radio Mundial y Deporte Total?
Mundial es premio a la constancia, fe y transparencia con que hice las cosas. Quise tener una radio que no fuera deportiva. Me encanta la música, soy apasionado. Invité a muchos artistas de la época y en respuesta, los espectáculos contaron con gran respuesta de la gente.
Deporte Total nace como producto de la insistencia que desembocó en un programa de domingo. En el golpe de estado del 80` quedamos al margen y ante la falta de espacios, propuse abrir el canal Universitario de 12:30 a 13:00 en Cochabamba y hoy canal que no tiene programa deportivo en ese horario no es canal.
¿Cómo define su paso por el cargo de Ministro de Previsión Social y Salud Pública en 1990?
Son las locuras que uno hace y no las volvería a repetir jamás. Empecé a ver el deporte desde las dos caras de la medalla. Curiosamente ganaba lo que un reportero en Deporte Total y en ese lapso se hizo gestión. En siete meses hicimos los Juegos Bolivarianos, dejamos infraestructura en Cochabamba y Santa Cruz, abrimos un camino desde Riberalta hasta Tarija, construímos el Coliseo de Oruro, el estadio Patria de Sucre y sin pedir presupuesto, optamos por recurrir a ENFE y CORDES.
El estadio de Potosí se estrenó en nuestra gestión, además de la pileta de Alto Obrajes. A esto se suma, lo que muchos no saben, el proceso de la selección del 93 inició mediante un acuerdo con el gobierno español para que los jugadores concentraran en España.
¿En qué condiciones está el periodismo boliviano?
El periodismo fácil es el que dura poco, el que revuelve el basurero para hacer rating. Somos responsables de lo que pase en el deporte. No miremos por el retrovisor, sino por el parabrisas. Bolivia en deporte, es un niño en pañales. Me siento complacido por las varias veces que conversé con el Presidente Evo Morales, tuvimos un rol importante en la defensa de practicar deporte en la altura.
¿Cómo asume está nueva distinción?
Es algo que me llena de alegría e impulsa a seguir trabajando. Pocas veces suceden reconocimientos a nivel continental a las tareas periodísticas y en este caso al país, lo he sentido así y creo que marca el buen nivel que tiene nuestro país a nivel de periodismo deportivo.
Erbol
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